Alberto Abarza, Ejemplo de Resiliencia en la Natación Paralímpica Chilena
Un Viaje de Superación y Gloria
Alberto Abarza, nacido y criado en Santiago de Chile, no ha dejado que la vida dicte sus términos. Desde una edad temprana, Abarza ha luchado contra la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, una dolencia degenerativa que comenzó a atrofiar sus músculos desde su nacimiento. Esta condición, que afecta el sistema nervioso periférico, fue diagnosticada cuando tenía apenas dos años, y desde entonces, su vida ha sido una batalla diaria para mantener la movilidad.
El consejo médico de iniciar la natación como terapia se convirtió en el punto de inflexión en la vida de Abarza. Lo que comenzó como una manera de paliar los efectos de su enfermedad, pronto se transformó en una pasión y una carrera que lo llevaría a los podios de las competencias paralímpicas más prestigiosas del mundo. La natación no solo le dio una razón para mantener su cuerpo en movimiento, sino también una plataforma para romper barreras y superar límites.
Medallas y Reconocimientos
A lo largo de su carrera, Alberto ha coleccionado medallas y reconocimientos, convirtiéndose en una inspiración para muchos. En los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, logró una hazaña memorable al ganar una medalla de oro y dos de plata. Estos logros no solo representan un triunfo personal, sino también un orgullo nacional para Chile, un país que ha visto en él a un verdadero héroe deportivo.
En los recientes Juegos Paralímpicos de París 2024, Abarza continuó mostrando su determinación al ganar tres medallas de bronce en las categorías de 50 y 100 metros espalda S2, y 200 metros libre S2. Estos triunfos son aún más significativos considerando la rápida progresión de su discapacidad, que aumentó un 35% en los últimos tres años. El hecho de que él siga compitiendo a nivel élite a pesar de esta adversidad es un testimonio de su increíble fuerza y perseverancia.
Un Hombre que Desafía las Probabilidades
A pesar de los desafíos físicos, Abarza nunca ha permitido que estos lo definan. Su resiliencia quedó claramente demostrada apenas semanas antes del nacimiento de su primera hija, Becciée, cuando sufrió un paro cardíaco que casi le cuesta la vida. Esta experiencia cercana a la muerte podría haber doblegado su espíritu, pero en vez de eso, le proporcionó una motivación renovada para seguir adelante.
Su hija, y su familia en general, han sido una fuente constante de inspiración y apoyo. Fue precisamente el entusiasmo y el aliento de su pequeña lo que lo llevó a desechar planes de retiro que había considerado después de su éxito en Tokio. La conexión emocional y motivadora que tiene con su hija refuerza su compromiso con la natación, un deporte que no solo le ofrece una vía para seguir activo, sino también una forma de igualdad en el agua, donde sus limitaciones físicas no son tan evidentes.
Un Modelo a Seguir
La carrera de Alberto Abarza ha estado marcada por innumerables hitos personales y profesionales. Ha recibido múltiples títulos, incluyendo el galardón al Mejor Atleta Paralímpico por parte del Comité Olímpico Chileno y el Premio Nacional del Deporte en 2018. Estos premios no solo celebran sus logros en la piscina, sino también su impacto fuera de ella, inspirando a otros a no rendirse ante la adversidad.
La dedicación de Abarza a su deporte es inquebrantable. Aunque la realidad de su condición sugiere que eventualmente podría quedar postrado en una cama, él aborda cada día con la determinación de disfrutar cada momento en el agua. Este espíritu indomable es lo que lo ha llevado a convertirse en uno de los atletas más queridos y respetados de Chile. No solo es un símbolo de éxito deportivo, sino también un ejemplo vivo de cómo la pasión y la persistencia pueden vencer los obstáculos más grandes.
Mirando al Futuro
A pesar de los enormes desafíos, Alberto Abarza continúa inspirando a las futuras generaciones de atletas. Su historia es un recordatorio constante de que, independientemente de las dificultades que la vida pueda presentar, siempre hay una manera de superarlas. Con su inquebrantable espíritu y su amor por la natación, Abarza sigue siendo un faro de esperanza y resiliencia, no solo para otros atletas con discapacidades, sino para todo aquel que enfrenta obstáculos en sus propias vidas.
Que su ejemplo perdure y motive a muchos otros a encontrar su propia fuerza y determinación para luchar por sus sueños, sin importar cuán imparciales parezcan las probabilidades.